Como elegir un equipo para deshumidificar y climatizar piscinas
A la hora de acometer el dimensionamiento y selección de un equipo deshumidificador para piscinas cubiertas es necesario tener muy en cuenta la capacidad de absorción de humedad que puede tener el aire del exterior que se inyectará al recinto.
Por un lado, el Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE) (R.D. 1027/2007 de 20 de julio) especifica claramente que el caudal de aire de ventilación de aire en las piscinas cubiertas ha de ser de 2,5 dm3/s•m2 de local, excluidas gradas. Independientemente de si este valor es adecuado o no para todas las piscinas, y del método (perfectamente documentado) que se ha empleado para determinarlo, lo cierto es que es un valor a cumplir normativamente y que asegura que la concentración de contaminantes en el ambiente del recinto (cloraminas, CO2…) está dentro de los límites admitidos por las autoridades sanitarias.
Por otro lado, una mezcla de aire interior / exterior impulsada al recinto de la piscina es capaz de absorber una parte de masa de agua que se genera en su interior, siempre que la humedad específica del aire impulsado sea inferior a la del recinto en un valor que depende del caudal de aire y de la humedad específica del ambiente. Incluso, como detalla Pedro Torrero Gras en su DTIE 10.04 ‘Piscinas cubiertas climatizadas con aire exterior como único medio deshidratante’, editado por Atecyr, puede llegar a absorber toda la masa de agua generada si el caudal es suficiente y la humedad específica exterior es suficientemente baja.
Elegir un equipo : CUESTIÓN DE RENTABILIDAD
El apoyo del aire exterior para la deshumidificación de piscinas cubiertas se consigue en cualquier punto de la geografía española y europea; la cuestión a determinar es durante cuántas horas al año se puede utilizar, y si es rentable utilizarlo durante todas esas horas.
En localidades situadas en el interior de nuestro país, y sobre todo las de la Meseta, solamente el aporte de aire exterior reglamentariamente determinado por el RITE puede ser suficiente para deshumectar el aire interior durante miles de horas anuales. La baja humedad específica del aire exterior durante los periodos fríos hace que la mezcla con el aire de renovación pueda absorber la humedad generada por vasos y ocupantes.
En estos casos, las deshumidificadoras convencionales, cuyo diseño no se ha realizado pensando en el apoyo prestado por el aire exterior, paran sus compresores y se convierten en una simple (y muy cara) UTA, cuya batería de agua caliente se encarga de calefactar el local.
Pero es que, partiendo de esta base, la cantidad de horas anuales que es posible deshumectar aumentando el caudal de aire exterior es mucho mayor. Refiriéndome de nuevo al DTIE 10.04, coincido plenamente con las recomendaciones de Pedro Torrero en las que indica que una tasa de aire de entre 4 y 7 movimientos / hora y una humedad específica del aire exterior entre 2 y 3 g/kg inferior al del interior de la piscina, es posible deshumectar en cualquier punto de la geografía española en condiciones “tipo” o “medias”. Solamente -y esto es observación exclusivamente mía- en puntos especialmente húmedos y cálidos, como puede ser la costa mediterránea, y durante la época de verano (si es que la piscina cubierta está operativa) sería necesario utilizar la deshumidificación frigorífica, y esto sucedería solamente durante el periodo diurno.
LA TEMPERATURA, ELEMENTO A TENER EN CUENTA
Es evidente que en este enfoque de la deshumectación por aire exterior falta mencionar un elemento imprescindible que hay que tener en cuenta, y es la temperatura. No se nos escapa que la introducción de aire exterior puede tener un efecto negativo en la temperatura de aire de los recintos durante el periodo frío. Por supuesto, el uso de este sistema ha de estar basado en la incorporación de un sistema de recuperación de calor de alta eficiencia.
Si dicho sistema de recuperación está formado por intercambiadores aire-aire y una bomba de calor integrada con ellos, formando un circuito frigorífico regenerativo, nos encontramos con un equipo tremendamente eficiente en términos energéticos y económicos que, además de utilizar el efecto secante de la menor humedad del aire exterior, aprovecha el calor latente de la condensación del vapor para la producción de calor sensible y que pocas veces tendrá que utilizar el calor de los grupos térmicos para mantener las condiciones termohigrométricas en el recinto de la piscina.
ENFOQUE DE LA DESHUMECTACIÓN
Por lo tanto, si se desea ahorrar energía, es imprescindible cambiar el enfoque de la deshumectación a base de la “fuerza bruta” de compresores por una aproximación más tecnológica, en la que el aprovechamiento de la energía (o la falta de energía, siendo más precisos) juegue un papel más importante, y en el que la maquinaria frigorífica pueda ser más versátil, adaptando su función de deshumectación a producción de calor en los momentos precisos. Por supuesto, para ello es necesario, además, la incorporación de un sistema de control perfectamente integrado que se encargue de mantener el equilibrio de las diferentes funciones del equipo en cada condición climática y en cada punto de funcionamiento.
Desde Borealis podemos ofrecerte una amplia gama de soluciones y equipos para la climatización de piscinas y su ahorro de energía